Breve acercamiento a las fuentes que cuentan la historia del pueblo judío.
Para poder hablar con propiedad sobre qué significa una copa de bendición judía, un Kos Kidush se requieren conocimientos mínimos sobre la historia del pueblo hebreo.
El doctorado que realicé sobre la protohistoria del Santo Grial se basa en la posibilidad de establecer las diferentes etapas históricas en las que ha ido mudando el objeto desde su propia génesis.
Hablamos de una reliquia de valor histórico y artístico, que tuvo un protagonista singular hace más de dos mil años: Jesús de Nazaret, de origen judío. Por tanto, lo lógico es conocer la historia de Israel si vamos a analizar uno de los objetos más importantes de la vida cotidiana de un judío, su copa de bendición familiar.
Por las palabras recogidas en los Evangelios canónicos, sabemos que apenas unos días antes de su muerte, Jesús rexobol
se reúne con los suyos para conmemorar un rito ancestral, el Pésaj. Durante dicha celebración se produce un hecho insólito para los asistentes cuyo protagonista material en última instancia, es una copa de bendición conocida hoy como Santo Cáliz de la Catedral de Valencia.
Con la finalidad de crear un hilo conductor que pueda llevarnos a la construcción de nuestra hipótesis, vamos a dirigirnos a las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento[1], consultando alternativamente varios textos traducidos y censados por la Iglesia Católica[2] para utilizarlos como fuente documental que nutra de información nuestras reflexiones.
Según la tradición judía, Dios comienza a hacer su Revelación Divina en el día de la creación del hombre[3]. Después de la caída en desgracia de Adán y Eva, continúa proclamando su maravilloso plan de redención. Se presume que la tradición oral fue pasando verbalmente de generación en generación hasta el tiempo de Moisés[4]. Desde entonces, parte de su revelación comienza a ser escrita y recogida en rollos de papiro.
El mensaje de estos antiguos textos consiste principalmente en preparar al pueblo “elegido” para la venida del Redentor. Así mientras la revelación contenida en la Ley Antigua, Tora[5], suponía principalmente una serie de anuncios y normas de comportamiento ente los propios judíos, además de la propia historia del pueblo hebreo. Tenemos en contraposición que, la revelación de Cristo, el Mesías, supone un mensaje universal para la salvación de toda la raza humana, según palabras recogidas en el Nuevo Testamento.
Los cristianos definen la Biblia como aquella colección de libros escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo y reconocidos como tales por la Iglesia. Esta compilación fue asegurada en el concilio de Trento (1545-1563 d.C.) y consiste en 45 libros escritos antes de la era de Cristo, llamados el Antiguo Testamento[6] y 27 libros escritos después de la muerte de Cristo, conocidos por Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento comienza con el Pentateuco[7], que son los cinco primeros libros que componen el total de los Libros Históricos: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
Los Libros Históricos |
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Génesis |
Rut |
I Esdras |
Éxodo |
I Reyes |
II Esdras |
Levítico |
II Reyes |
Tobías |
Números |
III Reyes |
Judit |
Deuteronomio |
IV Reyes |
Ester |
Josué |
I Paralipómenos |
I Macabeos |
Jueces |
II Paralipómenos |
II Macabeos |
Tabla 1: Libros Históricos del Antiguo Testamento. Elaboración propia.
Tras este grupo de libros, vienen los siete Libros Docentes: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de Cantares, Sabiduría y Sirac.
Los Libros Proféticos |
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Isaías |
Oseas |
Nahum |
Jeremías |
Joel |
Habacuc |
Lamentaciones |
Amós |
Sofonías |
Baruc |
Abdías |
Ageo |
Ezequiel |
Jonás |
Zacarías |
Daniel |
Miqueas |
Tabla 2: Libros Proféticos del Antiguo Testamento. Elaboración propia.
Los libros proféticos dan paso al Nuevo testamento, que a su vez también contiene 5 libros históricos, 21 docentes y 1 profético, el Apocalipsis.
Los libros del Pentateuco nos refieren el devenir del pueblo hebreo, en un tono muy ilustrativo y mistérico[8], al mismo tiempo. Si partimos de los descendientes de Noé, tras el diluvio universal, tenemos que, según la tradición, sus tres hijos fueron quienes repoblaron la tierra después de la catástrofe tal y como recoge la historia judía en el Génesis (Gen 9, 18).
La descendencia de los hermanos ubicada geográficamente en forma de continentes hoy, podríamos decir que fue de la siguiente forma -salvando siempre la distancia del texto religioso-, Sem llegó hasta Asia Menor, Extremo Oriente y América; la descendencia de Cam se situaría en la India y África; y la de Jefet, en Europa y Asia (Gen 10, 1-32).
Sobre el 1850 a.C.[9], Dios ordena a Abraham que se vaya a una nueva tierra (Gen 12, 1), pues era el único hombre justo sobre la faz de la tierra, y quería evitar su perversión -como ya había ocurrido con las ciudades de Sodoma y Gomorra-. Le prometió que lo haría cabeza de un gran pueblo y que de su descendencia nacerían reyes (Gen 17, 6).
Durante su andadura, Abraham se ve obligado a bajar a Egipto debido al hambre y a la necesidad que azotaba sus tierras. Allí recibe comida y finalmente es salvado por Dios, quien le confirma así su promesa de nuevo. Con su mujer Sara engendra a Isaac, quien a su vez tiene dos hijos: Esaú y Jacob.
Jacob, según las escrituras, se convierte en el heredero de las promesas que Dios había hecho a Abraham. Quien se desposa y tiene varios hijos.
José era el hijo más joven de Jacob, por envidia, sus hermanos mayores lo venden a unos mercaderes que se dirigían a Egipto. Allí es un esclavo y padece una injusticia por la cual es encarcelado. Por intermediación de quienes le conocían, es presentado al faraón para que le ayude interpretando sus sueños que le producen muchísima inquietud (Gen 41, 1-49). En agradecimiento, el faraón lo recompensa y lo pone a servir en su corte de consejero.
Cuando tras los años de bonanza, vinieron los siete años de escasez, -así como los había predicho José al faraón-; sus hermanos fueron a buscar trigo a Egipto. José[10] los reconoció, los perdonó y les dio el país del Gesén.
Pero los judíos empezaron a crecer en número y el faraón que había conocido a José murió. Molestos sus sucesores por si -como pueblo sometido- se aliaban con alguno de sus múltiples enemigos fronterizos; los egipcios mandaron arrojar al río Nilo a todos los niños varones hebreos recién nacidos (Éx 1, 22), con el ánimo de diezmar la población y mantenerlos atemorizados. Pusieron al frente de los grupos de trabajo a capataces que los oprimían con trabajos forzados en las ciudades almacenes del faraón Ramsés que actuaban con verdadero sadismo. Redujeron a la población judía a la condición de esclavos y se les dio los trabajos de máxima dureza y riesgo, sin ningún tipo de concesión.
Esta terrible situación según la sinopsis cronológica consultada se perpetuó durante 200 años aproximadamente. Aunque la mayor dureza se vivió en el apogeo del reinado de Ramsés II c. 1300-1250 a.C.
Es en este momento cuando comienza la historia del Éxodo[11]. Moisés hace de mediador entre su pueblo y Dios. Tras sufrir Egipto las diez plagas, el faraón deja partir a Moisés hacia la tierra prometida. Los israelitas, pasado el Mar Rojo, fueron al desierto de Arabia. Allí permanecieron 40 años y Dios les protegió enviándoles maná (miel y harina), codornices y agua que brotaba en fuentes (Éx 16, 13-20), (Éx 17, 6-7).
Moisés en el monte Sinaí recibe las Tablas de La Ley, cuando vuelve al campamento los judíos están adorando un becerro de oro. Por ello son castigados con diferentes plagas.
En su viaje a la tierra prometida, los israelitas ponen orden a su numerosa comitiva por clanes y por familias, se censan y se le dota a cada una de ellas de un jefe que, junto a Moisés, ayuda a gobernar al pueblo. En total son doce jefes que representan las doce tribus: Rubén, Simeón, Judá, Isacar, Zabulón, Efraín, Manasés, Benjamín, Dan, Aser, Gad, Neftalí (Núm. 1, 1-15)
Finalmente llegan a la tierra prometida y sus gigantescos habitantes son vencidos (Dt 3, 1-11). Josué es elegido sucesor de Moisés.
Hacia el 1200 a.C. Ramsés II en Egipto rechaza la invasión de los pueblos del mar, -filisteos-, que finalmente se establecen en la costa palestinense. Estos eran enemigos mortales del pueblo hebreo y estaban en continua lucha fronteriza.
Los jueces fueron los principales gobernantes de los israelitas en los primeros tiempos a la llegada a Canaán. Los principales fueron: Gedeón, Jefté, Sansón, Heli y Samuel. Hacia el 1125 a.C. Débora y Barak derrotan a los cananeos en Tanak.
El periodo monárquico israelita comienza con Saúl, primer rey israelita y que muere a manos de los filisteos defendiendo la tierra prometida. Jerusalén es conquistada a los jebuseos y se convierte en la capital del reino. David le suceda y comienza a reinar (c. 1010 a.C.). Se distingue entre los reyes por su obra literaria escrita en forma de salmos, los cuales han sido interpretados mesiánicamente. Salomón, hijo de David le sucede en el trono. Comienza la construcción del Templo de Jerusalén y a su vez se desarrolla una intensa actividad comercial (c. 930 a.C.).
Cuando murió Salomón, el reino queda dividido en dos; el reino de Judá -fiel a su hijo Roboán, que permanece con las tribus de Judá y Benjamín-, y el reino de Israel, -gobernado por Jeroboán y formado por las diez tribus restantes-.
El reino de Judá acabó cautivo en Babilonia y el de Israel, en Nínive. Hacia el 587 a.C. se produce el sitio y la toma de la ciudad de Jerusalén. Se destruye la ciudad y el templo. Igualmente se produce la segunda deportación a Babilonia.
Pasados tres siglos, una vez Alejandro Magno (356 a.C.-323 a.C.) llega al poder, se dedica a unificar las ciudades estados de Grecia bajo la hegemonía de Macedonia entre el 330 y 323 a.J.C. Esto supuso que según se iba expandiendo su imperio, su maquinaria burocrática, virtualmente cercenaba las estructuras sociales y las lenguas de las antiguas culturas que eran asimiladas a sus territorios. Los pueblos babilónicos, arameos, persas y egipcios dejaron de existir como civilizaciones autóctonas; solamente quedó la cultura griega o helenista. En este proceso, la única religión y el único idioma que resistieron esta embestida fueron el judaísmo y la lengua hebrea[12].
Se suceden invasiones y controles de Judea bajo dominio egipcio hasta el año 200 a.C. Finalmente regresan del cautiverio y tras sufrir el azote de varios pueblos, caen bajo el yugo de los romanos. En el año 175 a.C. comienza la helenización de Jerusalén y pocas décadas después se da la primera gran persecución religiosa y política contra los judíos (1 Mac 1, 10-64).
En el año 40 a.C. el Senado romano nombra a Herodes rey de Judea, conocido como Herodes el Grande (37-4 a.C.) Manda ejecutar a su propia esposa Miriamme I, a Hircano II y a sus hijos Alejandro y Aristóbulo. Entre los años 19 al 10 a.C. culmina la reedificación del Templo de Jerusalén.
Este breve resumen histórico del pueblo hebreo, que comienza unos 3500 años de historia, antes del nacimiento de Jesús de Nazaret, supone el punto de partida para conocer la celebración del Pésaj o Pascua judía.
[1] Hay que conocer que la parte del Antiguo Testamento recogida en forma de canon se predica fundamentalmente de la Septuagésima. Ver la Introducción de: Fernández Marcos, Natalio; Spottorno Díaz-Caro, María Victoria (coord.). La Biblia griega Septuaginta. I El Pentateuco. Salamanca: Sígueme, 2008. [2] En este caso consultamos entre otras: Torres Amat, Félix. LA SAGRADA BIBLIA. Buenos Aires: Editorial Sopena Argentina, 1950. Conocida popularmente como la “Biblia Carmelita”. [3] En la sinopsis cronológica que presenta LA SANTA BIBLIA del Dr. Evaristo Martín Nieto, 4ª edición. Madrid: San Pablo, 1998, p.1665-1683. Podemos situar lo ocurrido hacia el 3500 a.C. En la Historia civil este periodo se le conoce como la Edad de Piedra. La población se establece en puntos donde hay agua, se desarrollan las labores de ganadería y agricultura, nacen las primeras ciudades y aparece la cerámica pintada. Toda esta cronología se inserta en el estudio no como prueba documental de un hecho cierto, sino de cómo la Iglesia católica recoge la tradición judía. [4] La estancia de los hebreos en Egipto, según la fuente anteriormente citada, correspondería a un período de más de dos siglos, situados entre los años 1500-1300 a.C. Por tanto, los textos a los que alude la tradición coincidirían perfectamente con la técnica de usos del papiro que en forma de rollo estaba tan extendida por aquellas tierras. De hecho, el fragmento de papiro más antiguo conservado hasta nuestros días fue encontrado en la mastaba de Saqqara perteneciente al canciller Hemaka, cuando gobernaba el faraón Den (c. 2914-2867 a.C.) [5] Se le conoce con el nombre del Pentateuco, recoge los cinco primeros libros de la Revelación. [6] Para los hebreos, el conjunto de 24 libros que conforma la Biblia hebrea, se llama Tanaj. Es una palabra que proviene del acrónimo escrito en legua hebrea (תַּנַךְ tanakh). Estos libros junto a otros, es lo que constituye para los cristianos el Antiguo Testamento. Las diferencias principales entre estos dos grupos de libros sagrados es que los cristianos han añadido más libros a la Historia Sagrada y los hebreos no los presentan ordenados cronológicamente. El canon de estos libros sagrados hebreos quedó definitivamente establecido en el siglo II d.C. por un grupo de rabinos que se exilió de Jerusalén -debido al asedio de Tito en el año 70 d.C.- a Yamania, donde fundaron una escuela. A este primitivo grupo de libros se les conoce como Canon Palestinense o Tanaj. Está estructurada en tres secciones: TORÁ o los cinco libros de Moisés, en donde figuran las Leyes de Yahvé y el origen de Israel; NEBIIM o los libros de los Profetas, Jueces, Reyes hebreos y KETUBIM que son libros conocidos como hagiógrafa o “las Escrituras” donde encontramos poemas, cantos, himnos... [7] La religión cristiana se nutre desde sus inicios del judaísmo al recoger los mismos cinco primeros libros en la Sagrada Biblia, que según la tradición judía fueron escritos por Moisés. Sin embargo, es fundamental lo ocurrido en Alejandría entre el siglo III a. C. (c.280 a.C.) y hacia finales del siglo II a.C. (c. 100 a.C.), donde según la legendaria Carta de Aristeas, (ver: La Carta de Aristeas a Filócrates. Traducción y notas de Jaume Pòrtulas, Departamento de Filología Griega Universidad de Barcelona) a instancias del rey Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a.C.) se traduce la Torá al griego. Que, si bien en origen sirvió para las comunidades judías, fue rápidamente asimilada por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griegas. Siendo utilizada como base para la clasificación y orden de las Biblias cristianas - ortodoxas en Oriente, católicas y protestantes en Occidente- y, conformando lo que conocemos como Antiguo Testamento, de ahí las diferencias existentes en cuanto al orden y número de libros con la Tanaj o Biblia hebrea. [8] Asignamos este apelativo porque la interpretación de los textos debería de hacerse siempre en función del idioma empleado y el momento histórico en que fueron escritos. Hay un cambio en la estructura lingüística en el pueblo de Israel, como ocurre en todos los idiomas, la misma se fue transformando de un lenguaje perteneciente a una confederación de tribus errantes, como veremos más adelante, a un reino dinástico establecido, con la utilización de un lenguaje literario y más sofisticado. Este periplo de dos mil años conforma el corpus de Antiguo Testamento, principal texto utilizado para resumir de forma breve la historia del pueblo de Israel en este artículo. Sin embargo, siguiendo con el comentario de la nota, la totalidad de los libros del Nuevo Testamento son fruto de una normalización lingüística helena mucho más homogénea y por ello más accesible al público en general. [9] Seguimos cronología según (Martín Nieto, 1998, p. 1665-1683). [10] En Génesis 44, 2; (Pon mi copa de plata en la boca del saco del más joven, junto con el dinero de su grano. Y él lo hizo así). José hace alusión directa una copa especial que posee. No se refiere a ella como una parta más de una vajilla o un ajuar. Probablemente se trata del antecedente de lo que conocemos como copa de Kidush (significa “bendición”). [11] El credo fundamental del israelita es que el Señor sacó al pueblo judío de Egipto. Éxodo significa “salida”. [12] Vine, W.E. DICCIONARIO EXPOSITIVO DE PALABRAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO DE VINE. Nashville (Tennessee): Thomas Nelson Inc. 2007, p. IX-XI. Explica que: Al llegar Alejandro Magno al poder, la preservación de la lengua hebraica adquirió matices políticos; los partidos judíos conservadores querían preservarla. Sin embargo, los judíos de la Diáspora los que moraban fuera de Palestina dependían de versiones del texto bíblico en arameo (los Tárgumes) o en griego (la Septuaginta). Tanto los Tárgumes como la Septuaginta fueron traducidos de manuscritos hebreos. Hubo diferencias considerables entre estas versiones las cuales los rabinos judíos se esforzaron mucho en explicar.